He saved her: a sad hallucination (fiction article) [en-es]
When she was being treated, she suffered a very sad hallucination that gave her strength to fight for her life.
Karen Ruiz
Karen Ruiz, 54, is a high school teacher at Hopkinton High School. Very social and personable. Loved by her students and co-workers.
She had married Robert Carl Pratt, 55, and they had been together for 25 years. They had had no serious problems during their marriage beyond the usual couple's altercations.
He owned a bakery. Because of the pandemic, he had had some trouble keeping it afloat.
Karen began to experience mild symptoms such as flu and shortness of breath, which led her to check herself into the hospital. She knew very well what the symptoms of the new disease were and that led her to be very careful.
Onset of illness
She was hospitalized for 5 days, still for her they were the worst days of her life. "I didn't want to go back to that place, but that's life," she says.
Before she was hospitalized she began to have confusion, reduced clarity of awareness of her surroundings. She found it difficult to concentrate, maintain or shift attention. She even had disturbing dreams and nightmares that continued as hallucinations or delusions after waking up.
According to the World Health Organization, "altered consciousness" can be a presenting symptom of COVID-19, even before fever and cough. However, in older adults, a viral infection such as COVID-19, fever, and hypoxemia can trigger delirium. (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7286634/)
Sad hallucination
She was intubated for only 1 day at Massachusetts General Hospital and did not receive highly delirium-inducing sedatives. Still, when the sedation was over, she began to have a hallucination in which she saw nurses falling to the floor, dying, and then rapidly decomposing.
"It was extremely shocking. It seemed very real," she said. The hallucinations continued. "Sometimes I would see as if the ceiling would start to melt and fall on my chest."
After she was taken off the ventilator, she was noted to be distracted and slow to give answers to doctors' questions. When asked for the names of her siblings, she was unable to answer, only asking that they put a wall against the door so that they could not pass.
However, she says that what made her get better and made all confusion disappear was the sad hallucination she had two days before leaving the hospital.
That night, she was trying to fall asleep but couldn't. "A noise, like popping wouldn't let me sleep." A doctor came into her room and approached her. He was dressed as if he was in the middle of surgery.
"Hello, Kora." She recognized the voice. It was her husband's. Kora was the nickname he used to call her. They both started to cry.
"That was enough don't you think. I had to disguise myself as a doctor so I could see you. So, let's go home now," she distinctly remembers him saying to her.
Her husband, Robert Carl Pratt, had died 3 weeks earlier from complications with the virus.
After that encounter, Karen began to improve and, although she continued to suffer from certain complications, she stopped having hallucinations.
Cuando era atendida, Sufrió una muy triste alucinación que le dio fuerza para luchar por su vida.
Karen Ruiz
Karen Ruiz, de 54 años de edad, es una maestra de secundaria en Hopkinton High School. Muy social y afable. Querida por sus estudiantes y sus compañeros de trabajo.
Se había casado con Robert Carl Pratt, de 55 años y ya llevaban 25 años juntos. No habían tenido problemas serios durante su matrimonio más allá de los altercados usuales de pareja.
El era dueño de una panadería. A causa de la pandemia, había tenido ciertos problemas para mantenerla a flote.
Karen comenzó a sentir síntomas leves como gripe y dificultad respiratoria, lo que la llevó a internarse en el hospital. Sabía muy bien cuales eran los síntomas de la nueva enfermedad y eso la llevó a tener mucho cuidado.
Comienzo de la enfermedad
Estuvo internada por 5 días, aun así para ella fueron los peores días de su vida. «No quería volver a ese lugar pero así es la vida», expresa.
Antes de internarse comenzó a tener confusión, claridad reducida de la conciencia del entorno. Le resultaba difícil concentrarse, mantener o cambiar la atención. Incluso tuvo sueños perturbadores y pesadillas que continuaban como alucinaciones o ilusiones después de despertar.
Según la Organización Mundial de la Salud, la “alteración de la conciencia” puede ser un síntoma de presentación del COVID-19, incluso antes de la fiebre y la tos. Sin embargo, en los adultos mayores, una infección viral como COVID-19, fiebre e hipoxemia pueden desencadenar delirio. (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7286634/)
Triste alucinación
Fue intubada por solo 1 día en el Hospital General de Massachusetts y no recibió sedantes altamente inductores de delirio. Aún así, cuando se terminó la sedación, comenzó a tener una alucinación en la que veía a enfermeros cayendo al suelo, muriendo y luego descomponiéndose rápidamente.
«Fue sumamente impactante. Parecía muy real«, dijo. La alucinaciones continuaron. «En ocasiones veía como si el techo se comenzara a derretir y caía sobre mi pecho«.
Luego de que le fue retirado el respirador, se le notaba distraída y tardaba en dar respuestas a las preguntas de los médicos. Cuando se le preguntó por los nombres de sus hermanos no pudo responder, solo pidió que colocaran un muble contra la puerta para que ellos no pudieran pasar.
Sin embargo, ella cuenta que lo que la hizo mejorar y hacer desaparecer toda confusión, fue la triste alucinación que tuvo dos días antes de salir del hospital.
Aquella noche, estaba tratando de conciliar el sueño pero no podía. «Un ruido, como estallido no me dejaba dormir«. Un médico entró a su cuarto y se acercó a ella. Estaba vestido como si estuviera en plena cirugía.
«Hola, Kora«. Ella reconoció la voz. Era la de su esposo. Kora era el apodo con que solía llamarla. Ambos comenzaron a llorar.
«Ya fue suficiente no crees. Tuve que disfrazarme de médico para poder verte. Así que, ya vayámonos a casa«, recuerda claramente que le dijo él.
Su esposo, Robert Carl Pratt, había muerto 3 semanas antes por complicaciones con el virus.
Después de ese encuentro, Karen empezó a mejorar y, aunque seguía padeciendo ciertas complicaciones, dejó de tener alucinaciones.
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